viernes, 15 de mayo de 2020

Boletín desinformativo de la mañana, año VIII, número 1622

 


La Revolución, será con fachaleco, o no será.


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Amanece que no es poco:
"Barrio de Salamanca. Nunca salieron a defender la Sanidad Pública, ni la Educación Pública, ni ningún modo de Asistencia Social, ni las pensiones de los mayores. Ni saldrán. Para defender sus bolsillos y comodidades, sí."
El III Barón d'Holbach (Textos escogidos)

Bellas tradiciones españolas: el cencerro como recurso de cohesión social para clases acomodadas.
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Continúan las caceroladas del barrio de Salamanca. En fin, pasamos del "Ay Nicaragua, Nicaragüita, la flor más linda de mi querer, abonada con la bendita, Nicaragüita, sangre de Diriangén", al "Ay Salamanca, Salamanquita, con las perolas quiero bajar, y mi bandera de rebequita, Salamanquita, un rato a zascandilear."

Porque esa es otra, no sé yo qué manía le ha entrado a mucha gente, de unos años a esta parte, de confundir la bandera con eso, con una rebequita, que más que símbolo parece prenda facha de entretiempo.

Muy adecuada, por lo demás, para estas jornadas meteorológicamente inestables, las cosas como son. Aunque digo yo que podrían fabricar banderas con mangas, para mayor comodidad. Patriotismo prêt-à-porter para un facha muy urbano y seguro de sí mismo, que combina a la perfección con las coloristas cacerolas de Le Creuset.

No van todos envueltos en banderas, las cosas como son, ya les he adelantado que también se estila mucho el fachaleco en tonos verdes, que da un aire así como de cazador militarizado.

Corrían los años ochenta cuanto el transeúnte punk Jon Manteca, alias "el Cojo Manteca", se unió a una manifestación de estudiantes, destrozando, con notable agilidad, no recuerdo si un termómetro o un semáforo a golpes de muleta.
Corren los años veinte del veintiuno, cuando un caballero del Barrio de Salamanda, la emprende con una señal de tráfico a golpes de palo de golf, durante una manifestación de pijos y ultras. Y a este comportamiento, queridos niños, es a lo que se llama..., manifestación de "gente guapa".

Que yo pensaba que los golfistas eran gente así en plan elegante, con clase y eso..., pero se ve que cuando no pueden ir al club de golf les cambia ligeramente el carácter.

A ver, que no pasa nada, que sólo es un grupo de ultras haciendo ruido..., normal, con el buen resultado electoral que les da el ruido.

Lo único, que antes gritaban que debería haberse prohibido una manifestación para prevenir contagios y ahora se manifiestan para que se vea lo que realmente piensan de los contagios.

Tuit del día: "Coletas, cabrón, abre el Louis Vuitton." -Apróstata-

Facha 1976: "La calle es mía."
Fachas 2020: "Jó, tía, los socialcomunistas del Gobierno no molan nada." "Ya te digo, tía."

Pero la clave todo esto, la concreción política de la cazurrolada pija, la proporciona el "popular" Pablo Casado cuando afirma: "Ante un rebrote no podemos volver a la excepcionalidad, hay que convivir con el virus." Que se lo traduzco a lenguaje liberal conservador: el muerto al hoyo y el empresario al bollo.

Lo que vienen siendo los altos valores morales tradicionales conservadores, en su vertiente económica, cuando no hay bandera lo bastante grande como para vestir la mona de seda.

En el PP ya han dimitido a uno para apañar el tema de las cuentas raras entre el hostelero y la Presidenta. Error humano. Campana y se acabó.

Lo llamaron Portal de Transparencia del Gobierno de Madrid porque, Aparecer y Desaparecer Como el Guadiana quedaba así como sentencioso.

La Presidenta Isabel Díaz Ayuso ha aclarado que no va a resolver los asuntos de los madrileños "en el salón donde ceno todos los días (...) lo haré en un sitio con unas banderas, en un sitio digno." Eso, eso, que no falten banderas, porque sin banderas, como que no se resuelve igual.

El fin de semana no hay Boletín Desinformativo de la Mañana. Próximo número el lunes 18 de mayo de 2020.

Vamos, digo yo que estos últimos días, puede que semanas, se habla mucho por las tardes, en los programas de cotilleos, de un tal Avilés. Es un periodista que no está claro que sea periodista, participante del concurso ese que se van a una isla desierta a compartir murmuraciones y privaciones. Por lo visto es, presuntamente, autor de un delito de estafas a un empresario de cachimbas y debe dinero por un coche de caballos. El tal Avilés, conforme adelgaza en las playas tropicales, es objeto de atención poco menos que monográfica de varios espacios de la actualidad rosa. Que si mirusté cómo se lleva con su madre, que si mirusté cómo se lleva con sus amigos, que si mirusté cómo se lleva con el empresario de cachimbas... En fin, un no parar de hablar de no se sabe muy bien qué, para distracción de mucha soledad confinada por motivos inmunológicos, o simplemente por afición al género del chismorreo más o menos maledicente. Y si uno dedica un rato a seguir las aventuras y desventuras del personaje, obtiene el efecto balsámico de contemplar el paso del tiempo sin provecho alguno. Es el dolce far niente televisivo, para millones de personas. Una situación que debería resultarnos, tan preocupante por motivos sociológicos, como al empresario de las cachimbas por motivos económicos..., presuntamente.

Las desinformaciones de hoy han sido desfiguradas a partir de Radio Nacional de España, Cadena SER, Público y el Huffington Post. La viñeta de hoy se la hemos robado a Kevin Corner.

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