lunes, 26 de abril de 2021

 Vamos, digo yo que en las UCIs pelean cada paciente hasta el final; el problema es que, en ocasiones, la batalla está perdida de antemano. Han sido días de espera y desazón, de esos que llevando treinta años en la sanidad pública, te empeñas en no tener la menor idea de lo que va a pasar, por más que los tuyos, sin haber pisado un hospital, lo vean venir de frente.

 

El sábado sufrió el infarto mi hermano. El miércoles se trasladó a vivir en nuestros recuerdos. Él, que fue feliz tantas décadas en Madrid, pero se definió siempre aragonés en el exilio castellano, marchó al fuego del dragón buscando reencontrar a su pareja, el día del Señor San Jorge. Lector impenitente y de Aragón, qué otra fecha podía ser. Trabajador público, escritor, viajero, pintor..., lo importante, lo que queda, fue haber sido buen hermano, buen amigo, buena persona. No lo digo yo, por más que lo sepa, tantos vinieron a recordárnoslo...

 

Mientras..., pues de Madrid a Zaragoza, de Zaragoza a Madrid. Mucha guardia civil en el camino y ninguna pandemia en la capital, donde, por alguna razón, parece haberles dado por llevar mascarilla. Modas. Como apretujarse en los semáforos camino de la terraza, para no sé qué de un salvamento económico en aras de la libertad. Es otro mundo, otra España-con-España-dentro-de-España-en-el-ser-de-España-a-la-madrileña-como-los-callos y jautadas por el estilo, otro nivel. Pero si a la gente se le insiste día y noche en que es, no sólo lo correcto, sino lo necesario..., pues eso. De fondo, te llegan retazos de esa señora con cara de ver una irrealidad paralela, contradiciéndose con el mayor aplomo. Los maltradados sanitarios, al tiempo, dejándose la piel por tu familia. Qué situación, como de realismo mágico, pero sin la humedad sofocante de Macondo. Madrid siempre ha tenido un entretiempo magnífico. Y ahora para nosotros una sensación de vacío más sofocante que cinco Macondos.

 

Es lunes y Julia -qué mal lo ha pasado-, tiene cole. El martes volverá el Boletín Desinformativo de la Mañana. Porque dicen que la rutina ayuda. Porque a él le hacía gracia, por más que no le terminara de complacer ese escribir como se habla, mío, tan pedestre. Tan tosco. Eso y que me veía un poco exaltado. A ver, rojo siempre fue, pero con calma y estilo. No, como el hermano del periodista no, que eso no es calma sino sopor, que eso no es estilo sino hastío. Ya les digo, mañana habrá Boletín, por lo expuesto; porque las elecciones madrileñas dan mucho juego, pese a enturbiarlas la amenaza, la chulería inquietante del fascismo y la prensa que maquilla el peligro, cosas de vivir en un país que jamás cantó Grândola vila morena..., y porque me lo manda mi mujer que, en última instancia, es el factor decisivo..., para qué les voy a decir que no cuando es que sí...

 

Muchas gracias, un cordial saludo a todos y mañana les cuento.

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